martes, 15 de mayo de 2012

LAS EXPERIENCIAS ( CUARTA PARTE)

Debo detenerme un poco en esta crónica sobre mi madre, no sin antes mencionar una segunda experiencia sobrenatural, que tuvo ella y que dio lugar precisamente en el quirófano del Hospital General. Ella relataba, que desilucionada y cansada de ver que no había mejoría, el día que la prepararon para operarla, ese día, ella estaba dispuesta a morir durante su operación. Los médicos,viendo su semblante tan sombrío, trataron de darle ánimos, pues ya no se podía atrasar mas la intervención, durante ésta parece ser que su corazón dejo de latir por breves segundos, pero los médicos, lograron revivir la y la extracción finalmente fue un éxito de los doctores.

Días después de la operación, le contó a su madre, la experiencia que había tenido. En un momento ella se vio a si misma acostada en la cama del hospital y un segundo después se veía a si misma, caminando hacia un túnel de luz, pero de pronto mi abuelo Florentino, muerto diez años atrás, la detenía en ese camino y sin proferir palabra alguna, la hacia volverse atrás y luego hacia delante, mirándola con tanto amor, que ella creía entender que le decía de alguna manera, que no comprendía, que aun le faltaba mucho camino que recorrer, y que no debería darse por vencida, que se casaría y tendría hijos, ella lloraba de emoción, tanto en la visión como al momento de contárselo a su madre.

Mi abuela Guadalupe, desde luego que le creyó, de alguna manera los sufrimientos de mi madre, que a la fecha había padecido, habían sensibilizado la percepción que tenia ante la vida y continuamente a pesar de no tener instrucción alguna, era muy dada a dar consejos y a interesarse por el sufrimiento de la gente que le rodeaba, de tal modo, que esto continuamente le ganaba simpatías.

Ahora, creo necesario, platicarles, queridos nietos, el otro lado de la moneda, la vida de mi padre, les platicaré desde su nacimiento, hasta el momento en que él y mi madre deciden vivir juntos, para formar una familia. En esta historia vamos a constatar como dos seres tan distintos, se pueden complementar, pues mientras una (mi madre), era idealista, el otro (mi padre), era completamente materialista.

Mi padre nació en Uriangato, Guanajuato., en mil novecientos veintisiete, esta población era completamente agrícola, con algo de ganadería. Por aquella época, se iniciaba una exigüe actividad textil, principalmente con rústicos telares de madera, que algunas familias dentro de sus casas habilitaban, tejian  principalmente colchas, que posteriormente vendían en las rancherias cercanas. Mi padre nació en una de esas casas, humilde y ordinaria a las orillas entonces, del apacible poblado.


Mi abuela Sabina, tenia entonces 29 años, Salomón era su tercer hijo, todos de diferentes padres, la vida no había sido fácil para Sabina, desde pequeña sufrió una vida llena de carencias, donde a brazo partido, había que buscar el alimento diario. Cuando mi padre nació, sus hermanos mayores Salvador y Miguel contaban con ocho y cinco años respectivamente, la madre de mi abuela Sabina, María de Jesús, era la columna que mantenía el humilde hogar unido y en armonía a pesar de tantas carencias, mamá chucha como sus nietos le decían, era una mujer bajita y delgada, pero muy activa, se levantaba todos los días a las cinco de la mañana para cocer el nixtamal en el fogón de leña, llevarlo al molino, hacer las tortillas, y prepar el almuerzo.



Sabina, nunca estuvo casada,en mil novecientos quince, se hizo novia de un teniente coronel constitucionalista, que andaba persiguiendo a Francisco Villa, en esa época era una jovencita de muy buen ver con apenas 17 años cumplidos, a ella le habían deslumbrado el caballo y el uniforme, y se sentía importante, cuando Celestino que así se llamaba el militar, la subía con él en su caballo al frente de su batallón. En esos momentos no le importaba que todo el pueblo los viera, sin embargo cuando partió la brigada militar, dado que la mayoría de la gente simpatizaba con los revolucionarios, las cosas se le pusieron difíciles, ante la ostilidad de las personas, principalmente de las mujeres, se quedaba en su casa el mayor tiempo posible, ayudando a su madre y hermanos en el telar.


Como era una muchacha muy inquieta, siempre andaba buscando fiestas y bailes, acompañándose de las pocas amigas que tenía, para conocer hombres, que siempre quedaban prendados de su belleza y su alegría. Fue así cuando pasados los dieciocho años quedó embarazada de Salvador, el padre era un hombre casado, que al saber la noticia, lo único que le importaba era que su mujer no se fuese a enterar, por lo que le ofreció un poco de dinero y la promesa de ayudarle con algo para la manutención del niño.


Así mi abuela Sabina, se convirtió en madre por primera vez, mama chucha, la conminó a portarse mas sería y buscar un trabajo, para mantener a ese niño, así que en cuanto lo pudo destetar, salió a buscar empleo, pero por su forma de ser, siempre tenia problemas con las novias o las esposas de los hombres que trataba, ya fueran jefes o compañeros de trabajo, por lo que frecuentemente cambiaba de giro, en tiendas de abarrotes, fondas, panaderías, etc. A pesar de que era muy pretendida por su belleza y su buen humor, ella nunca se llegó enamorar de un solo hombre.



Así entre cambios de trabajos, viendo como su hijo Salvador iba creciendo, siempre al lado de mama chucha, conoció a un hombre, dueño de una carnicería, que la conquistaba regalándole carne y embutidos. Un día cuando andaba sobre los veinticuatro años, la invito a un baile, y ella a sabiendas que tenía esposa aceptó ir con él, como también le gustaba fumar y tomarse sus copitas, el resultado de esa relación derivó en volver a quedar embarazada, ahora de Miguel. En esta ocasión los hermanos de la abuela Sabina, armaron tal escandalo, que la familia del carnicero, se enteró de la situación, y después de la intervención de las autoridades del lugar, se llegó al arreglo de que el matarife le daría su apellido al niño, y se comprometía a dar una cantidad con cierta frecuencia, ya que anteriormente el padre de Salvador no había cumplido.


Esta situación, vino a agravar la mala fama que tenía mi abuela en el pueblo, aunque esta situación la alejaba de las mujeres,  la acercaba a los hombres, fue así como a la edad de veintinueve años, justo en la época de la cristiada, volvió a tener relaciones con otro hombre casado, pero éste era comerciante reconocido y avezado en la política, por lo que la familia de mi abuela se hizo de la vista gorda, esperando no sé que milagro, que nunca llegó.


Así que cuando mi padre nació, la fama de mi abuela habia llegado a la cúspide, de roba maridos no la bajaban, y en varias ocasiones, había tenido que defenderse a golpes, de las agresiones de mujeres ofendidas. Por lo que empezó a tomar forma, la idea de marcharse del pueblo y empezar una nueva vida en otro lugar. Salomón empezó a crecer entre el cariño de su abuela mama chucha y el ejemplo de sus hermanos. Contaba mi padre que los recuerdos mas queridos de su infancia, eran cuando salían al cerro, con la abuela mama chucha, a buscar los frutos del campo, que en aquellos tiempos la tierra ofrecía con prodigalidad. En ocasiones toda la familia se iba a cosechar algún producto de la tierra, y mama chucha habilitaba un fogón, bajo cualquier árbol y buscando alguna piedra con alguna oquedad, adaptaba un molcajete para elaborar una deliciosa salsa.


No tardaron en llegar Esperanza, dos años después de Salomón y Rafaél, cinco años después, así que de pronto, Sabina era madre de cinco chiquillos, mama chucha, aunque era feliz al tener tantos nietos, aunados a los de sus hijos varones, ya casados y responsables de su hogar, para todos era sabido y aceptado, que los hijos de Sabina eran los consentidos.


El tiempo fue pasando, Salvador, Miguel y Salomon ya contaban con catorce, once y seis años respectivamente, Esperanza y Rafael hacian lo suyo con cuatro y dos años respectivos. Sabina ya se había apaciguado un poco, pero la idea de emigrar hacia otro sitio seguía latente, así que cuando mama chucha murió, a consecuencia de una patada de mula, en el campo, esto sirvió de pretexto para alejarse de Uriangato, Sabina tenía un primo en una ciudad cercana llamada Salvatierra, Salvador al llegar a esa ciudad, buscó trabajo de peón de albañil, Miguel encariñado con su tío Octaviano el menor de los dos hermanos de Sabina y los hijos de éste, le pidió a su madre que lo dejara con él, pues en ese tiempo había empezado a trabajar por las tardes en un cine, que pocos años antes habían puesto muy cerca de donde vivían.


Salomón, Esperanza y hasta Rafael de poco mas de dos años, ayudaban en la precaria fabriquita de velas de cebo, que el primo Jesús había implementado en su casa, cuyo personal se completaba con Sabina, Jesús el dueño, la mujer de Jesús y uno de los hijos de estos. La tarea de los mas chicos era conseguir el cebo en rastros y carnicerías, que en una vieja carretilla hacían tal merced, mientras que los mayores, tejían los pabilos, fundían el cebo y conformaban las velas, como no había en el pueblo otra factoría similar, les iba relativamente bien, pues por lo menos satisfacían las necesidades de la localidad.


Ocho años pasaron, con altas y bajas, entre disputas familiares, esporádicos viajes de Sabina a Uriangato para tratar de conseguir algo de dinero de los padres de sus hijos. Salvador emigró con algunos amigos a la ciudad de México, para trabajar como albañil. Miguel se casó muy joven, aún no cumplia los diecisiete años con Teresa de quince. Salomón aburrido de las velas de cebo, se hizo asiduo cliente de las calles, trabajando en fruterías, tiendas de abarrotes, y asistiendo irregularmente a una escuela primaria en donde descollaba inteligencia, pues en un año de estudios paso del primero al cuarto año de instrucción primaria, por lo que Sabina y el propio Salomón coincidieron en que era suficiente. Esperanza  ya era una jovencita de trece y Rafael un chiquillo de once.


Por su parte Salvador había encontrado una mujer que le satisfacía, no era bella, pero si comprensiva, así que decidió casarse con ella. En estas circunstancias fue como se dio, que un buen día, que hubo otra disputa en la factoría que iba de mal en peor, Sabina tomo la decisión de emigrar a México, con todos sus hijos, excepto con Miguel, que ya estaba haciendo su vida en Uriangato. Vendieron las pocas pertenencias que tenían y alcanzaron a Salvador en la Ciudad de México.(CONTINUARA)




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