Cuando el individuo empieza adentrarse en el mundo
esotérico, generalmente se encuentra con
el término Karma y la debida
comprensión se hace un tanto difícil, debido a que no existe una palabra en nuestro idioma que
emule el significado con la misma fuerza que en su idioma original (sanscrito).
La palabra que mas se le parece, pero que no dice a cabalidad la idea que engloba es
“actividad”. En la mayoría de las veces se quiere ver al karma, como una ley
inflexible de causa y efecto que nos marcara por el resto de nuestras
existencias por vivir, o si bien nos va,
por las suficientes para pagar tal deuda, acostumbrados como estamos a aceptar tantísimas
leyes que gobiernan nuestro presente, nos apabullamos y nos sometemos; por que siempre es
mas fácil, echarle la culpa a alguien o a algo que asumir con responsabilidad
las consecuencias de nuestros actos.
Si durante nuestra
existencia, nos suceden cosas desagradables, que no comprendemos por que nos suceden, decimos,
seguramente es algún karma que debo pagar por algún acto reprobatorio de alguna
vida pasada, por tanto como no tengo
culpa alguna en esta vida, no me queda mas, que aceptar la carga que se me ha
impuesto. El libre albedrio es la ley universal por antonomasia, y no hay otra
que se le pueda comparar o encimar, por tanto entendiendo la ley del karma como
una deuda del pasado que hay que saldar en el presente, resulta incoherente por
que el libre albedrio se vería controlado o dominado por
el karma y esto contraviene el orden universal.
El concepto del karma va mas allá, de un intercambio de acciones
y contra reacciones, Steiner decía que el karma
era mucho mas complejo,
pero también mas
flexible, puesto que el karma abarca todas las existencias que podamos vivir,
pero de manera individual
dentro de una colectividad.
Es decir, cada uno de los individuos que comparten con
nosotros la responsabilidad y la oportunidad de experimentar, todas y cada una de nuestras existencias,
tenemos un karma, o sea una energía que va ligada a nuestra alma, en cada acto
de vida que participamos, es una energía de discernimiento consensado, pero no
se opone ni castiga, solo guía y registra.
Los actos reprobatorios y aprobatorios son parte de un
proceso muy largo de aprendizaje y experiencia, que va dotando al alma de
herramientas para misiones futuras de mas envergadura. La mayoría de nuestros
actos que compartimos con otras almas ya han sido consensados y ya sea con nuestra aprobación o sin ella, todos influimos en
esas ecuaciones de alguna manera, y todos compartimos esa influencia, forman parte de una larga cadena de sucesos, que van a confluir en un
punto en donde nuestra participación las mas veces no es consiente. Son
ecuaciones muy complejas, que en ocasiones abarcan varias vidas para lograr el
efecto o la solución de la ecuación que alguien con mas inteligencia que
nosotros ha diseñado. Nadie existe sin una razón para unos será muy grande para otros insignificante,
pero el proceso de tales designios, se va dando siempre y de manera continuada
a través de distintas opciones, formando islas que se van interceptando entre
si, hasta abarcar países, continentes, mundos, universos.
Solo las personas que se han hecho consientes por si
mismas, pueden escapar del karma y convertirse de participantes a observadores
y maestros. Todo tiene
una razón de ser, el caos que a veces se percibe, es la actividad de muchos
procesos, pero siempre habrá un tiempo de apaciguamiento en donde el orden y la
armonía serán evidentes.
En este sentido todo es karmático, el individuo esta inmerso en su karma, la colectividad
de este individuo también, la sociedad de seres de diferentes especies, los
lugares en donde están aposentados, el mundo que comparten, etc., todo tiene un
karma, todo confluye, todo se combina,
avanza, evoluciona, se transforma, tiende a la unidad.
Recordemos que lo bueno y lo malo son relativos, que lo
que importa es experimentar y aprender, que la rueda de las reencarnaciones que
a veces se percibe eterna, abarca todo y todas las cosas. Ahora bien decíamos
que el karma es flexible, es evidente que poseemos la potencialidad de
fortalecernos y avanzar en esa corriente, no es necesario dejarse arrastrar y
aceptar todo lo que nos da la vida sin luchar. La lucha no es oponerse al karma
universal, no, es acortar tiempos y distancias, el conocimiento ya lo tenemos,
solo hace falta recordarlo y ponerlo en practica, pero tenemos que ponernos en
acción.
Por tanto nietos míos, se debe aceptar el karma, pero no
con sumisión sino con atención, estar prestos a la lucha y a la auto
superación, tenemos la oportunidad de avanzar en armonía, pues a pesar que
todos compartimos un karma, Dios no exige en nosotros el sufrimiento, al contrario, se nota la
tendencia universal a suprimirlo. Debemos encontrar felicidad en cada uno de
sus actos y abrirnos al conocimiento que él comparte a cada momento con
nosotros.
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