martes, 12 de junio de 2012

LA COTIDIANIDAD

Últimamente diversos autores le han dado una importancia inusitada al vivir día a día de las sociedades, a lo cotidiano, a esas tareas simples y sencillas en donde verdaderamente somos nosotros, y desde donde impulsados por esa actividad diaria y corriente, podemos iniciar a hacer cosas extraordinarias o simplemente diferentes. Todos podemos y hacemos lo que queremos y lo que está a nuestro alcance, a veces ese hacer nos distingue, algunas ocasiones y disfrutamos de esos cinco minutos de fama y distinción, con la que soñamos toda nuestra vida, como si esos cinco minutos fueran la confirmación de que "somos".


Si lo pensamos un poco, son muchísimas cosas las que nos conectan que las que nos separan, la confirmación de cuan parecidos somos los hombres se refleja en la cotidianeidad, cuando nos quitamos la máscara tenemos tantas semejanzas, que es imposible no reconocernos en todos y cada uno de nosotros. Sin embargo cuando asumimos nuestra caracterización nos sentimos tan distantes los unos de los otros, representando sendos papeles actorales en donde proyectamos y retenemos una multitud de sentimientos y de emociones, terminamos por un momento, en creer en nuestra actuación y en las de los demás, para volver de nuevo en busca de paz y de tranquilidad, a ser nuevamente nosotros, a refugiarnos en la cotidianeidad.


Somos triviales mas de los dos tercios de nuestra vida, aún dentro del tercio en el que jugamos a ser importantes nos damos tiempo para ser insignificantes. Si analizamos un poco más nos daremos cuenta que en la literatura y las artes estéticas las mejores obras nacen desde la cotidianidad, no podría ser de otra manera, de la misma forma que los pensamientos y filosofias mas agudos y profundos nacen de ella.


Todos tenemos el deseo de permanecer simples, son los egos y principalmente los nuestros, quienes de continuo nos lo impiden. Hay un fuerte temor en nosotros que nos impele a huir de la simpleza, como si ser sencillos y comunes fuera una pérdida de tiempo, esto es así por que generalmente desconocemos el ritmo universal de la creación. Si observamos detenidamente veremos que nada sucede con premuras, todo tiene su tiempo, este nos atañe a nosotros de una manera diferente de como lo experimentamos.


No es importante envejecer, mas bien es una bendición, nos asombramos al constatar que los cuerpos que tenemos, albergan tanta perfección, que nos preguntamos como es posible que no seamos eternos o por lo menos inmortales, dada la facilidad con la que nuestro cuerpo pueda regenerarse, y sin embargo no lo hace. Es curioso que tanta potencialidad permanezca inactiva o que se desprograme automaticamente al llegar a cierta edad. Realmente es un milagro, que mentes tan portentozamente inteligentes, nos hallan hecho como somos.


Al sostener la tesis de que el planeta Tierra es una escuela y que la justificación de nuestra existencia es experimentar y aprender. Todo embona perfectamente, la vida de cada uno de nosotros es relativamente corta, lo suficiente para vivir con plenitud y aceptablemente larga para aceptar cambios a lo largo de ella, con periodos de descanso suficientes para programar un nuevo regreso y así sucesivamente, hasta completar los ciclos requeridos para nuestro completo aprendizaje.


En cuanto a la dicha y sufrimiento que experimentamos a lo largo de nuestras vidas, son los valles y las crestas del espectro electromagnético que es el continuo de tiempo de todas nuestras reencarnaciones. No debemos sentir temor por el día de mañana, pasará lo que tiene que pasar y poco o nada podemos hacer por evitarlo. Mas bien hay que esperarlo con emoción, con todo lo que lleva vivir lo inesperado, cada día es diferente, cada día nos da la oportunidad de aprender cosas nuevas.


Queridos nietos, no menosprecien la cotidianidad de sus vidas, al contrario disfrutenla, pues a través de ella, es como llegamos al pleno conocimiento de nosotros. En realidad esa es la verdadera vida, la otra, la de la representación teatral, la "importante" no vale tanto la pena como la que se vive en la cotidianidad.









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