domingo, 26 de agosto de 2012

EL PADRE NUESTRO

La complejidad del Plan Divino es inconmensurable, sin embargo en el transcurso de la historia de la humanidad, existen ciertas claves que nos hablan de él, que se van quedando en la memoria de ciertos estratos de la naturaleza humana que a través de instituciones religiosas o de conocimiento, expresados por personajes preponderantes de la evolución humana, dejan para la posteridad ideas, iconos, obras, que funden en su conformación, una concentración de conocimiento organizado de tal forma, que pese a su sencillez material, encierran un alto grado de sabiduría, hechos para aquellos que teniendo ojos puedan ver y teniendo oídos puedan escuchar.

Uno de estos productos de la sabiduría universal puesta en la tierra, es la oración que todos los que pertenecemos de alguna manera al cristianismo, conocemos de sobra: el padre nuestro. En ocaciones para muchos de nosotros esta oración no es mas que una entre muchas, que decimos mecánicamente junto con otras que mencionan a Dios, y sin embargo, muy pocos de nosotros saben leer a través de esas sencillas palabras, la gran carga de información que nos otorga para comprender mejor la conformación del Plan Divino.

Queridos nietos, para explicarles mejor me voy a basar en dos libros: La Biblia de Jerusalen en su versión judía de 1976 (traducida al español) y el Sermón de la Montaña y la oración dominical de Emmet Fox cuya primera edición salió al español en 1945. En la Biblia de Jerusalen, en el Evangelio según San Mateo, en Mateo 6:9a13 se lee: "Vosotros pués orad así".

Padre nuestro, que estas en los cielos.
Santificado sea tu Nombre.
Venga tu Reino.
Hágase tu voluntad así en la Tierra como en el Cielo.
Nuestro pan cotidiano danosle hoy.
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.
Y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal.

Primero debemos observar que estas palabras dichas por Jesucristo en el Sermón de la Montaña, tienen un contexto importante, antes de enseñarles a sus oyentes esta oración, Mateo apunta estos términos: "Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre Celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga.
Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Y al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo". 

¿De qué recompensa habla Jesucristo?, recordemos primeramente lo que en esencia somos, espíritus encarnados que no recuerdan quienes son en realidad, cuerpos densos llenos de energía que están experimentando, entes de luz densificada que debemos aprender a sublimarla y sutilizarla, es decir a través de la conciencia, de la construcción seria y eficaz de nuestro Ser, del impulso continuo y responsable de nuestra supervivencia en un mundo material, gobernado por un mundo espiritual, debemos aprender a ser hombres y dejar de jugar como niños, en un mundo de hombres. Cuando somos hipócritas, estamos jugando  a ser hombres, pero seguimos siendo niños, pues solo a niños podemos engañar con nuestra hipocresía, y no se diga del Padre que vive dentro de nosotros, a él menos que a nadie.

Cuando empezamos a comportarnos como hombres, dicho de manera general, carece de importancia la opinión que nuestros actos provoquen en otras personas, si estos actos están en armonía con los designios del Dios dentro nuestro. Por el contrario cualquier acto en beneficio de los demás a través de nosotros, debemos sentirlo como una bendición inmerecida y no como una recompensa. Por tanto la recompensa de la que habla Jesucristo, finalmente es prescindir de la recompensa, no necesitamos recompensa, por que está implícita en el acto mismo.

Lo primero que hace notar Emmet Fox es que el Padre nuestro es una Oración perfecta, es decir no le falta ni le sobra, si quitáramos cualquier enunciado o agregáramos otro, hecha riamos a perder el significado de la oración. Además como se compone de 7 clausulas forma parte del septenario que representa la perfección del alma humana. Basándonos en la opinión de Fox vamos a analizar cada una de las 7 clausulas:

Padre Nuestro que estás en los cielos:
Fox afirma que Oliver Wendell Holmes, médico, escritor y poeta Norteamericano (1809 a 1894 ) a través de escritos y poemas afirmaba: "Toda mi religión está contenida en las dos primeras palabras (Padre Nuestro),de la Oración Dominical", - que bastaban estas dos palabras para constituir un sistema teológico completo y preciso, pues con ellas se fija clara y distintamente la naturaleza y carácter de Dios. Que resumen la verdad del Ser. Que nos dicen todo lo que el hombre necesita saber acerca de Dios, acerca de si mismo y acerca de su prójimo -. Efectivamente "Nuestro Padre", denota una cercanía íntima entre nosotros y Dios, y confirma el tipo de relación que debemos tener con el y con nuestros hermanos, que abarca al resto de la humanidad, tanto de este planeta como de el Universo entero. Por tanto si las relaciones con nuestro padre biológico, pese a cualquier circunstancia, conllevan afecto, las del tipo espiritual que finalmente son las verdaderas deben estar conformadas, con un amor filial abrumador. Del mismo modo si la relación con nuestro hermanos de consanguinidad es de amor y solidaridad, esto mismo pero con nuestros hermanos espirituales debe ser superior. Por lo que respecta a la naturaleza de Dios, al ser nuestro padre, Dios reconoce en nosotros una naturaleza similar, es decir nosotros también somos Dios, puesto que nos está heredando su Ser, y de esta manera en el momento en que nuestra conciencia se funda con la de el, dejaremos de ser espíritus errantes para convertirnos verdaderamente en hijos de Dios, como lo fue Jesucristo. Esto no es una blasfemia, al contrario Jesús lo dijo: "Ustedes pueden hacer lo mismo que yo hago y mas que eso".

 En lo que respecta a la frase Que estás en los cielos, denota la presencia de Dios en todos y cada uno de los confines del Universo, aquí y ahora. El mundo espiritual rigiendo los mundos materiales, representando a Dios a través de las humanidades, la causa y el efecto de la omnipotencia divina. Así mismo con esta frase ponemos de manifiesto que Dios está en la cúspide de la escala universal, en la Dimensión última, aquella que rige todas las demás. Al mismo tiempo esta frase denota una lejanía que el hombre a de aprender a subsanar, con las primeras dos palabras de la primera clausula, nos hemos convencido que también somos Dios, pero con la segunda parte, nos pone en nuestro lugar que corresponde al de un dios que debe aprender a hacerlo realmente, para llegado el momento estar también al lado de Dios en los cielos. Implica un largo recorrido de experiencia y aprendizaje, de recapitulación y confirmación de una potencialidad en todo individuo para lograrlo.

La segunda clausula, Santificado sea tu Nombre: Primeramente debemos analizar quien nos está diciendo estas palabras, siendo el propio Jesucristo quien lo hace, un verdadero hijo de Dios, denotan tremenda humildad. La santificación es un título que el Chela otorga a su Gurú, con este título le está diciendo a su maestro que sus conocimientos están muy por debajo de los suyos, y que su meta es aprender de él, para así algún día emular sus conocimientos. Así mismo Jesucristo al santificar el nombre de Dios, nos está queriendo decir que aún el como un ser Crístico, se reconoce como un Chela ante Dios. En la Biblia de la cual leemos en Mateo 3:11, el evangelista nos habla de la humildad de Juan el Bautista al decir "Yo os bautizo en agua para conversión; pero aquél que viene detrás de mí es mas fuerte que yo, y no soy digno de llevarle las sandalias. El os bautizará en Espiritu Santo y fuego". Así como Juan el Bautista hace denotar a través de la frase, "y no soy digno de llevarle las sandalias", en el mismo sentido Jesús al decir "santificado sea tu nombre", emula a Juan en una demostración de humildad. El mensaje para nosotros , espíritus en fase de aprendizaje, es que solamente a través de la humildad verdadera, podemos en una primera fase emular a Jesucristo y en otra mas distante convertirnos en Chelas de Dios.

La tercera clausula, Venga tu Reino:
Aquí Jesucristo está diciendo algo muy importante y que 2000 años después sigue tan vigente como el primer día, nos habla de la evolución cósmica. Se refiere explicitamente a la diferencia que hay en los reinos celestiales o altas dimensiones con respecto a los mundos de tercera dimensión y a la evolución gradual pero inmimente de estos hacia ellos. De igual manera nos está indicando que no debemos tomar una actitud pasiva respecto a esta finalidad, sino activa, y que es posible en estos momentos, puesto que la vigencia persiste, en traer por medio de nuestra conciencia crística el conocimiento del cielo a la tierra, para ayudar a nuestros hermanos menos favorecidos a evolucionar efectivamente, estableciendo el reino de Dios en la Tierra.

La cuarta clausula ,Hágase tu voluntad así en la Tierra como en el Cielo: 
Emmet Fox dice algo muy interesante: "La conciencia de cada ser, es distinta de la de Dios y de la de los otros (nuestros prójimos), y no obstante no puede ser separada. ¿Como puede ser esto?, ¿como pueden dos cosas ser una sin ser idénticas? La respuesta es que ello no es posible en el plano material (tercera dimensión), que es limitado; pero si en el reino espiritual, que es infinito. Con nuestra conciencia presente limitada y tridimensional, no podemos ver esto; pero podemos comprenderlo intuitivamente a través de la oración. Si Dios no se individualizara, no habría mas que una experiencia; pero es lo cierto que existen tantos universos como individuos, quienes los conciben por el acto de pensarlos". Como vemos es un pensamiento muy avanzado para la época en que fue escrito, en la idea de la individualización de Dios, se entiende el concepto del libre albedrío  al decir hágase tu voluntad, Jesucristo nos está señalando que todo lo que sucede en el Universo o mejor dicho en el Multiverso, es voluntad de Dios, la voluntad  es conocimiento, es seguir un Plan preconcebido, indica orden y continuidad. es el Plan divino que abarca todas las dimensiones y que se desarrolla al mismo tiempo en los cielos y en la tierra, en todos los planetas sin importar su grado de desarrollo. Así como Fox expone, "¿como pueden ser dos cosas sin ser idénticas?", del mismo modo experimentamos la voluntad de Dios a través del plan Divino y nuestro libre albedrío a través de su propia individualización.

La quinta clausula, Nuestro pan cotidiano danosle hoy:
Con esta afirmación, estamos en concordancia con el hecho de saber y aceptar que Dios y no otra cosa es nuestro proveedor, implica la confianza, la fe, el conocimiento, que estamos aquí en este valle de lágrimas para experimentar en nombre suyo y por tanto a el corresponde nuestra manutención, en la Biblia leemos en Mateo 6:25 a 32 lo que dijo Jesucristo precisamente después de enseñarles a sus oyentes la oración del Padre Nuestro: "Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, que comeréis, ni por vuestro cuerpo, con que os vestiréis. ¿No vale mas la vida que el alimento, y el cuerpo mas que el vestido? Mirad las aves del cielo: No siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mas que ellas? Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por mas que se preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida? Y del vestido, ¿por que preocuparos? Observad los lirios del campo, como crecen; no se fatigan, ni hilan. Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos. Pues si la hierba del campo, que hoy es y mañana se hecha al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho mas con vosotros, hombres de poca fe? No andéis pues, preocupados diciendo: ¿Que vamos a comer?, ¿que vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos? Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso". En este mismo tenor habla del alimento espiritual tanto o más que el material, por que para cumplir con sus preceptos divinos y poder alcanzar el estado de gracia, debemos alimentar todos los días de nuestra vida a nuestro espíritu a través de nuestra alma, y a esta a través de los 7 cuerpos que poseemos como herramienta para hacerlo.

El sexto precepto, Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores:
Fox en su libro afirma que este precepto es el Centro de Gravedad de la Oración.  Posterior a la enseñanza del Padre Nuestro, Jesucristo dijo estas palabras:"Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre Celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas". Cuando no perdonamos, dejamos de avanzar, nos detenemos en nuestra evolución, por que dejamos de ser, es decir, nos estamos dejando absorver por el mundo material, atrás del no-perdón subsisten una gama grande de sentimientos negativos de baja vibración, odio, envidia, celos, miedo, soberbia, codicia. El perdonar, implica dejar pasar todo esto, ver la realidad y confirmar que nada tiene verdadera importancia que todo esto forma parte de una ilusión y que no hay nada que nos ate al mundo material. El perdonar una deuda en el mismo sentido, implica alcanzar una madurez espiritual, por que nos estamos desprendiendo del mundo material, y si nosotros perdonamos y a nosotros no nos perdonan, implica una doble felicidad, por que se nos está poniendo a prueba, es decir los entes espirituales que ayudan a Dios a cumplir sus designios, estan constatando si verdaderamente somos honestos con nuestras decisiones. Es proverbial la paciencia ante el sufrimiento de Job, pero este finalmente fue colmado de bendiciones.

El septimo precepto, Y no nos dejes caer en tentación, mas libranos del mal:
Fox afirma que esta clausula a causado mucha controversia, pero que íntimamente, Jesucristo la dejó al final por una razón muy poderosa; esta oración es un manual de sabiduria espiritual que nos habla a través de los seis preceptos anteriores de amor, comprensión, perdón, fé, etc.
Pero el mal es también creación de Dios, fué creado para ayudar a fortalecer el bien y para avanzar mas rápidamente en la búsqueda de la conciencia crística, formando obstáculos que nos van señalando el camino correcto, pero no podemos negar que subsiste junto al bien y que en un momento dado, se puede convertir en una tentación que impida el flujo correcto de la toma de decisiones. Por eso el séptimo precepto es una súplica al Padre, no nos dejes caer en tentación, es decir danos fuerza y poder de discernimiento para escoger lo correcto, lo armonioso, lo positivo, lo que la voluntad del Padre ha escogido para nosotros. Y si en un momento dado su voluntad es que experimentemos algo negativo, por que es parte de nuestro aprendizaje, líbranos del mal, no queremos ser parte del mal, sácanos de el, lo aceptamos como prueba, como experiencia, pero no queremos ser parte del mal definitivamente.

Queridos nietos, así como existe el Padre Nuestro, a través del tiempo, en diferentes civilizaciones, religiones, tipos de conocimiento existen claves de gran sabiduría, los invito a que ustedes por su parte investiguen dichas claves y las analicen de manera que obtengan el compendio de información con que fueron construidas, finalmente el Plan Divino sigue su marcha, y es nuestra responsabilidad y nuestra decisión comprenderlo algún día.


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